Transcripción:
AIRE FRESCO sopló en Acapulco durante la reunión nacional de seguridad que encabezó Claudia Sheinbaum y a la que asistieron los 32 mandatarios estatales del país.
DESTACA por su importancia la recuperación del diálogo entre autoridades federales y gobernadores. Ahora lo que viene es aterrizar lo planeado y ver si en los estados realmente se comprometen a llevar a cabo acciones de seguridad que les competen, además de las necesarias acciones de prevención.
LA JEFA DEL EJECUTIVO les pidió atender su respectivo gabinete de seguridad. Donde el gobernador está al frente se nota. Donde no se atiende, siempre hay problemas, les dijo. ¿A quién o a quiénes se refería?
LLAMÓ LA ATENCIÓN que como parte de la estrategia por la paz, en los asuntos preventivos se habló de estimular el deporte y, en particular, el box. Para ello preparan la clase de box más grande del mundo, el próximo 6 de abril en la Ciudad de México.
NO VAYA A OCURRIR que se anoten Adán Augusto López, el veracruzano Miguel Ángel Yunes, el coahuilense Luis Fernando Salazar y el mexiquense Enrique Vargas. Y de réferi, manden a Manuel Velasco.
LA BUENA NOTICIA es que Kari Lake no vendrá como embajadora de Estados Unidos. El presidente Donald Trump nominó a Ron Douglas Johnson, un hombre muy cercano al próximo secretario de Estado, Marco Rubio, como el enviado de Washington a nuestro país.
DESDE LUEGO, Trump le puso como misión enfocarse en el combate al tráfico de fentanilo y frenar la migración hacia territorio estadounidense. Johnson estuvo en El Salvador, entre 2019 y 2021, y trabajó estrechamente con el polémico Nayib Bukele. Sin embargo, la hoja de servicios del futuro embajador en México registra muchísimos más años como militar y como funcionario importante de la Agencia Central de Inteligencia, la CIA. Unos 40 años de su vida los ha pasado en esas actividades y apenas dos como diplomático.
QUIZÁS LA COMBINACIÓN de este perfil con el de Christopher Landau en la subsecretaría de Estado norteamericana, un conocedor de México, haga una pinza que obligue al gobierno mexicano a una estrategia diplomática creativa y constructiva.
MAL SI COMO canciller, Alicia Bárcena no sabía la treta de su subordinado Martín Alonso Borrego al pedir oficialmente el Museo Nacional de Arte para su boda, fingiendo que era una recepción diplomática. Peor si ella sabía de la boda, acudía como invitada y festejaba el hecho a sabiendas de que la fiesta privada era en un recinto cultural oficial.
YA VAN SUMÁNDOSE varios escándalos por el mal uso de los recursos públicos con discursos de austeridad y honestidad de por medio.
F. BARTOLOMÉ