Resumen:
Al final del gobierno federal, Alfonso Cepeda Salas puede cantar que plegarse a los dictados del Presidente resultó en ganancias para sus agremiados y para su camarilla. Obtuvo más de 850 mil puestos “basificados” para sus seguidores (la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación también se embolsó varias decenas de miles de plazas “basificadas”).
Transcripción:
Al final del gobierno federal, Alfonso Cepeda Salas puede cantar que plegarse a los dictados del Presidente resultó en ganancias para sus agremiados y para su camarilla. Obtuvo más de 850 mil puestos “basificados” para sus seguidores (la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación también se embolsó varias decenas de miles de plazas “basificadas”).
Saber ganar en el corporativismo no es un secreto para los líderes sindicales, el mandatario sólo les pide subordinación (o lealtad) absoluta. No con esas palabras exactas, pero sí la idea, expresó Arnaldo Córdova en un encuentro en el Instituto de Estudios para la Transición Democrática, un sábado del siglo pasado. Él y otros participantes en el foro argumentaron que ése no sería —o no debería de ser— el camino de los sindicatos universitarios, que eran el foco de aquella discusión.
La idea central se presta para analizar el papel del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, de la facción que comanda Alfonso Cepeda Salas, dicho sea con propiedad, quien, al final del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, puede cantar que plegarse a los dictados del Presidente resultó en ganancias para sus agremiados y para su camarilla. Obtuvo más de 850 mil puestos “basificados” para sus seguidores (la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación también se embolsó varias decenas de miles de plazas “basificadas”) y él será senador a partir del domingo próximo.
Cepeda Salas puede presumir que apoyar la Nueva Escuela Mexicana, el nuevo plan de estudios y los libros de texto asociados —que pocos maestros entienden y usan en sus aulas— y lisonjear lo dicho por el Presidente le rindió frutos. El más reciente, en junio, López Obrador se comprometió a modificar la ley de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y (los) Maestros para que el SNTE (y la CNTE en sus territorios) tuviera asientos en las mesas de selección y promoción de docentes. Aunque ya no será necesario, pues el apoyo para la candidata Claudia Sheinbaum Pardo rindió más provecho. A pesar de que ella asumirá el mando (al menos el formal) hasta el 1 de octubre, ya se comprometió con el SNTE a finiquitar a la Usicamm, asunto que también satisfizo a la CNTE. Además, aventuró que derogará el apartado B del artículo 123. Alfonso Cepeda Salas ya obtuvo bonos y va por más.
Con el fin de que las pensiones del ISSSTE para los trabajadores jubilados sean mejores (que será benéfico para el gremio) y de ser mano en la institución que sustituirá a la Usicamm, Cépeda Salas manifestó, por supuesto en el nombre del magisterio, que el SNTE postula cuatro compromisos con la Presidenta electa (el tono es de subordinación, como apuntó Córdova). El primero: “Respaldar la política social del Estado y todos los programas del gobierno de la República”. Claro, apuntó más a los que tocan a reducir la pobreza y la desigualdad y “a mantener la seguridad, la paz y la convivencia social armónica”.
El segundo empeño es para distinguirse de sus colegas de la CNTE, aunque, si se cumpliera, sería espléndido para el alumnado y los padres de familia: “No violentar ni parar nunca los servicios educativos. Seremos garantes de servicios educativos cotidianos, permanentes”. El fin es tener escuelas públicas de “excelencia” (no de calidad). “Para lograr que la educación vuelva a ser la plataforma principal de movilidad social, del progreso y bienestar de las comunidades”. El tercer punto refiere a mantener la estabilidad y gobernabilidad en el campo educativo. En otras palabras, nos portaremos bien y seguiremos las consignas de la presidenta Sheinbaum.
El cuarto pronunciamiento podría sonar a reclamo, pero es parte de la retórica tradicional de los líderes del SNTE: “Defender los derechos de los trabajadores y las trabajadoras de la educación, ejerciendo una reivindicación sistemática de mejores condiciones profesionales, laborales, económicas y de vida… vamos a defender de manera invariable y con toda nuestra fuerza la educación y la escuela públicas”. Con palabras similares, lo mismo decían Carlos Jonguitud Barrios y Elba Esther Gordillo.
En alguna ocasión escribí en estas páginas que Cepeda Salas posee una actitud política zorruna. Sí, me subordino y aplaudo lo que digan el jefe y la futura jefa, pero no de gratis. Sabe ganar.
RETAZOS
* Fuente: Comunicado 37-2024 del SNTE del 23 de agosto de 2024.
* Hoy no es la CNTE, es la violencia. Más de 300 mil niños no asisten a las escuelas en Chiapas.
* En Baja California, los maestros protestan y no son de la CNTE