Capital Político // Buscan desgastar a Alessandra


Resumen:

Vaya, vaya, ahora resulta que una activista que se ha destacado en la lucha en favor de las mujeres es acusada de violencia política en razón de género por otra mujer, y todo por una disputa electoral que ya se dirimió en las urnas.

Después de ser derrotada en junio pasado en la alcaldía Cuauhtémoc, Catalina Monreal ha querido echar abajo —por todos los medios— el triunfo de Alessandra Rojo de la Vega, que la superó por alrededor de 12 mil votos.

Transcripción:

Vaya, vaya, ahora resulta que una activista que se ha destacado en la lucha en favor de las mujeres es acusada de violencia política en razón de género por otra mujer, y todo por una disputa electoral que ya se dirimió en las urnas.

Después de ser derrotada en junio pasado en la alcaldía Cuauhtémoc, Catalina Monreal ha querido echar abajo —por todos los medios— el triunfo de Alessandra Rojo de la Vega, que la superó por alrededor de 12 mil votos.

Desde recuentos de sufragios hasta acusaciones de rebasar el tope de gastos, uno a uno se ha venido cayendo cada argumento de la morenista Monreal, quien, como último recurso, exige la anulación de la elección por supuestos ataques en redes sociales durante la campaña.

A pesar de que el Tribunal Electoral de la CDMX había desechado todas las impugnaciones de ese tipo por considerarlas parte del proceso electoral, hoy que se trata de la hija del senador Ricardo Monreal, quiere medir con otra vara.

Incluso la próxima jefa de Gobierno, Clara Brugada, tiene metidas las manos en el asunto y pide que se anule la elección, cosa que se ve en chino, pues hay muchas instancias legales que difícilmente accederían.

Porque, después del Tribunal local —a todas luces bajo la influencia del padre de Catalina—, el asunto llegará a la Sala Regional del TEPJF, y muy probablemente a la Sala Superior del mismo tribunal federal.

Independientemente de los argumentos legales, es obvio que se trata de un tema político que no sólo pasa por desgastar a Rojo de la Vega, quien, en su lucha por defender su triunfo, no sólo ha caído en excesos, sino también para dirimir diferencias al interior de Morena.

Por supuesto que Alessandra hace bien en defenderse con toda energía, pero también ha caído en la trampa que le tienden para formarle una imagen semejante a la de la exalcaldesa Sandra Cuevas, quien se peleó con todo el mundo y no dio resultados.

Y aunque Rojo de la Vega claramente no es como ella, para algunos cada vez se empieza a parecer más por enfrentarse abiertamente con el oficialismo y todo lo que se le parezca, por mucho que tenga la razón.

Es claro que la 4T busca desgastar desde ahora a la próxima alcaldesa para debilitarla, pues la Cuauhtémoc es una alcaldía muy atractiva para ellos. Aunque en esta acción hay también un tufo de cobro de facturas entre la próxima jefa de Gobierno y el defenestrado René Bejarano.

Pues por mucho que digan que Bejarano ya no pesa y que Aleida Alavez ya no le reporta, la próxima alcaldesa de Iztapalapa es hechura de él, y Clarita aún no digiere que ese grupo se haya quedado con lo que fue su bastión durante años.

No le permitieron dejar a alguien de los suyos en su alcaldía y el bejaranismo inició la mudanza hacia allá. Lola Padierna, esposa del viejo profesor, dejó la Cuauhtémoc y buscó una diputación en el distrito más papita de Iztapalapa, que es prácticamente una plurinominal.

Se fue también porque Bejarano pactó con la oposición ponerle el pie a Catalina, por viejas rencillas con su padre, y seguramente a Clara le encantaría exhibir la treta de René.

Es muy poco probable que la elección sea anulada, porque incluso eso podría encender un foco rojo para Brugada donde no lo hay; Morena ganó casi todo y no tiene ninguna necesidad de incendiar parte de la ciudad que va a gobernar.

En medio de ese fuego está Alessandra.

CENTAVITOS
Según Martí Batres, jefe de Gobierno de la CDMX, hoy es el día en que Clarita Brugada anunciará oficialmente su gabinete; a lo mejor sí, porque el fin de semana andaban vueltos locos.

Incluso la próxima jefa de Gobierno, Clara Brugada, tiene metidas las manos en el asunto.