En Acapulco están hartos; buscan mudarse


Resumen:

Acapulco. Jorge Forte, de la Unidad Vicente Guerrero 2000, tiene su casa bajo el agua. Estima que perdió muebles, aparatos eléctricos y autos. Con el agua a la cintura, dice que ya busca opciones para mudarse. En el resto de Guerrero, en la zona de La Montaña, se reportan decenas de pueblos aislados y sin luz.

Jorge Forte, habitante de la Unidad Habitacional Vicente Guerrero 2000, una de las colonias que ayer seguían inundadas por las lluvias provocadas por John, dice que está considerando dejar Acapulco, afectado en los últimos años por huracanes y tormentas tropicales.

Transcripción:

Acapulco. Jorge Forte, de la Unidad Habitacional Vicente Guerrero 2000, tiene su casa bajo el agua. Estima que perdió muebles, aparatos eléctricos y autos. Con el agua a la cintura, dice que ya busca opciones para mudarse. En el resto de Guerrero, en la zona de La Montaña, se reportan decenas de pueblos aislados y sin luz.

Jorge Forte, habitante de la Unidad Habitacional Vicente Guerrero 2000, una de las colonias que ayer seguían inundadas por las lluvias provocadas por John, dice que está considerando dejar Acapulco, afectado en los últimos años por huracanes y tormentas tropicales.

Con el agua hasta la cintura, señala que busca opciones para mudarse, aunque aclara que es una decisión que debe tomar con su esposa e hijos.

“Otra ciudad donde no haya huracanes, donde no haya delincuencia, donde no haya temblores. He estado viendo opciones, pero es algo que debo comentar en familia porque no es una decisión sola, tengo que preguntar a mi esposa y mis hijos”, comenta en la puerta de su casa ubicada sobre la calle Río Copala.

Al realizar un recorrido en lancha por la zona, Jorge Forte, trabajador jubilado del Aeropuerto de Acapulco, invitó a EL UNIVERSAL a ingresar para ver la magnitud de la anegación sufrida en su hogar por los cinco días de lluvia continuos registrados la semana pasada.

Se lamenta por haber perdido muebles, electrodomésticos, aparatos electrónicos y dos vehículos.

Don Jorge relata que lleva viviendo en esta casa unos 36 años; asegura que hace unos días el agua le llegaba al cuello, pero desde el domingo el nivel ha bajado y ahora le llega a la cintura.

“En otra ocasión hubo una inundación, pero no como ahora. Esta fue por los días consecutivos de lluvia, y no se puede sacar nada porque ¿a dónde lo tiras? El escombro tengo que reportarlo al seguro para que hagan la remoción de escombros”, comenta el hombre.

Mientras muestra su sala y el comedor de su casa inundada, el señor de 60 años revela que ya compró chalecos salvavidas y tablas para flotar, para en caso de que vuelva a subir el nivel del agua en su colonia, pues se pronostica una nueva depresión tropical frente a las costas de Guerrero, que podría llegar en los siguientes días.

“Fuimos al centro comercial a comprar chalecos salvavidas y tablas para flotar. Si sigue subiendo el agua, yo voy a tener que abandonar definitivamente mi casa. Esperemos mucho en Dios que pase a través del Pacífico, que no pegue a la costa. Si esto se vacía de aquí [el agua] al martes y llega el otro [depresión tropical], no creo que pase otra inundación, pero si no baja el agua y viene otro guamazo, créanlo que sería otra catástrofe porque ya ni la contamos en el segundo piso”, explica.

Señala negligencia de las autoridades.
Jorge Forte culpa a las autoridades de la actual situación en Acapulco, por no prevenirse antes de la temporada de ciclones y no desfogar las presas aledañas al puerto de Guerrero.

“Va a volver a suceder si existe la negligencia del gobierno. Está pronosticado que cada año las lluvias se van a poner más fuertes por el calentamiento global. De hecho, con el huracán Otis dijeron que esta temporada iba a ser garrafal, por eso es que muchos condominios, la gente que tiene mucho dinero en Punta Diamante, en la costera de las Palmas, no los han arreglado porque no le van a meter millones para que vuelva a pegar otro huracán y se vuelva a caer. Mucha gente que tiene dinero optó por no invertir en su departamento”, refiere.

Afirma que parte de su sueldo de controlador aéreo lo destinó para tener una casa bonita para su familia, la cual ahora está inundada mientras considera dejar Acapulco ante las inclemencias de los huracanes y tormentas tropicales que arrasan con su patrimonio.