Transcripción:
En la Ciudad de México están abiertas todas las posibilidades y Santiago Taboada puede convertirse, por voluntad ciudadana, en el próximo jefe de Gobierno.
Hizo una buena campaña y resistió ataques de todo tipo, inclusive los que le lanzaron desde la propia Fiscalía de la CDMX, cuando de modo ilegal, le intervinieron sus teléfonos.
Pero los próximos días, ya sin campañas, puede ser decisivos, sobre todo por la operación en territorio que ya está desplegando Morena y en la que se apoyan de estructuras de gobierno y de los siervos de la nación.
Los amagos son diversos, pero sobre todo imperan las presiones para los ciudadanos, al estarles mintiendo sobre que se acabarán los programas sociales si triunfa la oposición.
En 2021 la ciudadanía dio un mensaje claro y de castigo contra el gobierno de Claudia Sheinbaum. La caída de la Línea 12 del Metro y el manejo de la pandemia del Covid-19 pesaron y fuerte a la hora que los ciudadanos marcaron su voto.
En estos momentos la oposición gobierna en 9 de las 16 alcaldías. El propio Taboada es alcalde, con licencia, de la Benito Juárez.
En la CDMX se sabe cómo gobierna cada partido y ese es una variable que incidirá en los resultados.
El factor local es evidente. Claudia Sheinbaum y Xóchilt Gálvez fueron alcaldesas de Tlalpan y Miguel Hidalgo, en su momento.
La capital tiene un componente anímico muy significativo. Más allá de que nunca ha definido una elección presidencial, sí suele marcar muchos de los comportamientos y la relación entre poderes.
En 2000, López Obrador estuvo a punto de perder la elección ante Santiago Creel. 37.70 % contra 33. 40%, solo 4.3 puntos de diferencia. Es más, de haber durado unas semanas más las campañas y de activarse con claridad el voto útil, la historia habría sido otra.
Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto tuvieron que cohabitar con jefes de gobierno de otro partido, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera.
Durante décadas, la propia condición de la capital del país hizo que los nombramientos del secretario de Seguridad y del procurador de Justicia tuvieran que realizarse mediante el acuerdo.
López Obrador y Claudia Sheinbaum hicieron mancuerna entre los palacios Nacional y del Ayuntamiento, al grado de que se convirtió en la candidata de su movimiento y este domingo se medirá, en las urnas, ante Xóchilt Gálvez.
En todo caso, será la hora de Taboada. La Ciudad de México es progresista y, curiosamente, ese es el factor que puede decantar el voto en favor del candidato del PAN, PRI y PRD.
Los esfuerzos de Morena y sus dos candidatas para tratar de muestran un apoyo, más que dudoso, la comunidad intelectual y científica, tiene el objetivo de contrarrestar el daño que la administración de López Obrador les hizo a esas comunidades.
Además, a estas alturas es evidente que sí existe un desafío sobre la democracia misma. Las iniciativas que envió el presidente López Obrador para cambiar al INE y al Tribunal Electoral así lo muestran, a lo que hay que sumar la propuesta de terminar con los diputados plurinominales, lo que en los hechos sería borrar a la pluralidad.
Este es el tema central y de mayores consecuencias: ¿qué tipo de sistema político queremos para los próximos años? ¿Mantener o borrar todo el legado reformista en el que, curiosamente, participaron muchos de los que ahora lo quieren destruir?
La Ciudad de México y sus votantes pueden mandar una lección clara de que, antes que todo, son demócratas.
Esto merece ser así, porque es justamente donde se dieron los cambios en el poder político que serían fundamentales en lo que respecta a las tres alternancias presidenciales.
Es probable que ahora el palacio del Ayuntamiento también esté llamado por la llegada de un partido distrito, aunque con matices evidentes, al que ha gobernado desde 1997.
Las vísperas del 2024
El Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) informó que serán 85 mil 568 los ciudadanos que participarán en las 13 mil 431 casillas desplegadas en las 16 alcaldías.
Está es la clave democrática de cualquier elección, porque son los propios vecinos los que cuentan los votos, dándole una certeza más que evidente a toda la jornada.
Por fortuna, y más allá de los pleitos de los partidos, lo que no ha fallado es el compromiso de los propios ciudadanos.