Falsean identidad para ganar candidaturas


Resumen:

Durante este proceso electoral se han multiplicados los señalamientos de presuntos falsos afrodescendientes, de la diversidad sexual, e incluso de personas del sexo masculino que se registraron como mujeres biológicas. Esto ha sucedido en, al menos, seis estados: Michoacán, Puebla, San Luis Potosí, Guanajuato, Durango y Zacatecas.

La situación ha sido más visible que en 2021 porque por primera vez se hicieron públicos los nombres de las personas registradas como candidatos y candidatas bajo estas acciones afirmativas.

Transcripción:

Durante este proceso electoral se han multiplicados los señalamientos de presuntos falsos afrodescendientes, de la diversidad sexual, e incluso de personas del sexo masculino que se registraron como mujeres biológicas. Esto ha sucedido en, al menos, seis estados: Michoacán, Puebla, San Luis Potosí, Guanajuato, Durango y Zacatecas.

La situación ha sido más visible que en 2021 porque por primera vez se hicieron públicos los nombres de las personas registradas como candidatos y candidatas bajo estas acciones afirmativas.

En el proceso anterior, el Instituto Nacional Electoral (INE) mantuvo bajo reserva el nombre de las personas con el argumento de la protección de datos personales, lo que propició que hubiera candidaturas clandestinas, como lo definió en una entrevista con esta casa editorial el consejero electoral Uuc-kib Espadas. Pero el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (INAI) determinó que se dieran a conocer.

Este periódico documentó desde febrero del año pasado que, al menos 11 de las 65 personas que llegaron a la Cámara de Diputados por las cuotas de acciones afirmativas, podrían estar suplantando una identidad. Las denuncias públicas indican que esto volvió a suceder en el proceso 2024.

La candidata “afro”
En marzo de 2021, Julia Arcelia Olguín Serna escribió en su cuenta de Twitter (ahora X): “¡Toda transformación llega en su momento, antes güera y ahora morena!”, tres años después llegó una segunda transformación para la mujer al convertirse ahora en una persona afromexicana y así poder competir como candidata de acción afirmativa.

Una identidad que recién asumió como suya, declarada bajo protesta de decir verdad, en febrero de este año cuando firmó la carta de autoadscripción que el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) presentó para cumplir con su registro como candidata a diputada federal por Zacatecas, como parte de una alianza con los partidos Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y Partido del Trabajo (PT).

Pero de su identidad como persona afromexicana no hay huella en sus perfiles de redes sociales. Búsquedas con la palabra “afro” “afrodescendiente” o “negro” arrojan cero resultados en sus perfiles de Facebook y Twitter (ahora X).

En las imágenes posteadas en Instagram desde diciembre del año pasado, cuando hizo su primera publicación, habla de mujeres, de jóvenes, de emprendedores, de campesinos y de infancias; habla del medio ambiente y de proteger a animales y mascotas, pero lo que nunca menciona es a la comunidad afrodescendiente, con la se dice identificada.

Ni siquiera en su perfil en la página que el INE habilitó para que la ciudadanía pudiera conocer a las y los candidatos, en el apartado donde debería desarrollar una propuesta del grupo en situación de discriminación que representa, aparece mencionada la comunidad afromexicana.

Tampoco hay rastro de que haya trabajado por comunidades o pueblos afrodescendientes en su paso como diputada local, cargo al que llegó por la alianza PRI-Verde en Zacatecas, entre los años 2015-2018. Olguín Serna está cercana al grupo del senador Ricardo Monreal y su familia.

Zacatecas no es un estado conocido por tener una alta presencia de personas afromexicanas. De acuerdo con el último censo realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), apenas el 1% se reconoce como parte de esa población, lo que ubica el estado como la tercera entidad con el menor porcentaje, solo por arriba de Colima y Nayarit.

Se buscó entrevista con la diputada electa a través de la directiva del partido Morena en Zacatecas, directamente en su número telefónico y en sus redes sociales, sin embargo, hasta el cierre de la edición no hubo respuesta.

La política zacatecana no ha escapado a la crítica. En el movimiento afromexicano, dice María Celeste Sánchez Sugía, senadora suplente por Morena y activista por el reconocimiento de los derechos de las personas afrodescendientes, no reconocen a Olguín Serna como una persona cercana a sus luchas ni a sus comunidades.

“Fue una gran sorpresa, muy mala sorpresa, esta candidata y ahora diputada electa que se reconoce como afromexicana. Yo te puedo decir que no reconocemos a esta persona, a esta mujer como afromexicana, y que nos llena de preocupación que estas acciones afirmativas, que son resultados de una lucha de décadas, sean usadas por personas que ya han estado en el poder”, afirma.

No se trata de un asunto sólo del color de piel o del tipo de cabello, aclara, sino que los espacios sean ocupados por personas “que lleven una agenda colectiva a los espacios del Congreso de la Unión (...) que en estos espacios haya personas de las comunidades, personas que conozcan las comunidades y los pueblos, y que puedan responder a las necesidades que tenemos en estos espacios”.

Citlali Quechua Reyna, doctora en antropología que ha realizado estudios sobre las poblaciones afrodescendientes, explica que la identidad afromexicana se construye, primero, a partir de las relaciones familiares y de parentesco ritual, compadrazgos y madrinazgos, y que de manera reciente, a partir de los años 90, han empezado a incorporar también “la memoria de la esclavización como un elemento clave” de su historia, y también un orgullo por la negritud.

Sobre la problemática en torno a la identidad afro, la consejera del INE, Claudia Zavala señaló en entrevista que, dadas las condiciones sobre la posible usurpación de espacios, le tocará al INE analizar si elevan el reconocimiento a autoadscripción calificada, como ya pasó en las candidaturas indígenas.

Las acciones afirmativas para personas afromexicanas comenzaron a implementarse en la elección de 2021, dos años después de que se reconociera constitucionalmente a los pueblos afrodescendientes “como parte de la composición pluricultural de la Nación”.

Un gris arcoiris
Doctor de profesión, dueño de farmacias y en tres ocasiones presidente municipal de Ecuandureo, Michoacán, por el Partido Acción Nacional (PAN), Jesús Infante Ayala se registró como candidato de la coalición Fuerza y Corazón por México para la diputación federal del distrito con cabecera en Zamora.

En su registro, y en los documentos que entregó al INE, firmados de puño y letra, dijo ser “persona de la diversidad sexual” con identidad no binaria, pero su discurso lo contradice. Un video publicado en su cuenta de Instagram, en donde invita a conocer su historia, deja claro que Infante Ayala se reconoce y se nombra con el pronombre masculino “él” y no “elle” como solía hacerlo le magistrade Ociel Baena, un ícono de la no binariedad.

Un caso más se dio en Puebla. Juan Eduardo Rojas Ramírez, militante del PVEM, se registró como persona LGBTIQ+ con sexo “mujer”, un registro que usurpó tanto un espacio para personas de la diversidad sexual como una cuota de paridad. Fue denunciado públicamente por el activista de la diversidad Tuss Fernández, y después de eso el dirigente estatal del PVEM, Jaime Natale, trató de minimizar el tema asegurando que se trató de un “error de dedo”.

También toman los espacios de mujeres
A principio del mes, la agencia informativa Quadratín publicó una nota titulada: “Ellas son las ocho mujeres transgénero que ganaron una alcaldía en Michoacán”, acompañada con una imagen en donde se ve a ocho personas que se presentan visiblemente como varones.

La imágen y el dato se viralizó rápidamente en redes y el tema comenzó a replicarse en medios.

Pero el tema parece ser mayor. De acuerdo con la información de la página “Conóceles, candidatas y candidatos” del Instituto Electoral de Michoacán (IEM), fueron 51 las personas que se registraron como aspirantes a una presidencia municipal y que se reconocen como población LGBTIAQ+. De éstas, 49 lo hicieron como personas de sexo femenino, una se registró como no binaria, y otra más de sexo masculino. Un primer indicio de posible suplantación es que 46 de las personas que se registraron con el sexo femenino tienen nombres másculino.

Otro indicio es que Daniel Herrera Martín del Campo, quién ganó la elección en el municipio de Tanhuato, y se registró como mujer con una identidad de género de “hombre gay”, reconoció que no es una “mujer trans”, de acuerdo con un audio que fue publicado en el perfil de Facebook de Comunidad Lgbtttipq+ Tanhuato.

–La pregunta es simple, Dani, eres o no una mujer trans –le cuestiona alguien en la grabación.

–Pues no, jajaja, soy parte de la comunidad, pues, pero desconozco esas cuestiones –responde Daniel Herrera.

Sobre el tema, el presidente del IEM, Ignacio Hurtado Gómez, informó en entrevista para este medio que se abrió una investigación por parte del organismo que “entre otros aspectos tendrá que dilucidar si estos hombres son mujeres, o se reconocen como mujeres, como en un momento se lo plantearon al instituto, o terminó siendo una simulación y no es así”.

Cuestionado sobre si se trató de una estrategia partidista de simulación de identidades para librar las cuotas de paridad de género, Hurtado Gómez dijo con cautela: “no lo puedo afirmar, pero por los indicios que hay, y por la manera en cómo se fue llevando, sí pareciera que hubo esta tentación”.

Se replican en otros estados
Si bien Michoacán es el ejemplo más acabado de las suplantaciones, no fue el único caso: San Luis Potosí y Guanajuato también registraron candidaturas de hombres que se registraron como mujeres, incluso sin argumentar que son parte de la diversidad sexual.

Ejemplos de esto son José Reyes Martínez Rojas y Daniel Alfonso Zavala de la Rosa, ambos candidatos del PVEM que en la plataforma Conóceles, que el órgano electoral de San Luis Potosí habilitó, están registrados con género femenino sin estar reportadas como candidaturas de diversidad sexual.

En el caso de Martínez Rojas, su candidatura fue impugnada por los partidos Nueva Alianza y Acción Nacional, argumentando una suplantación, pero el Tribunal Electoral de San Luis Potosí validó el registro señalando que el único requisito legal exigido es la autoadscripción de la persona.

En Guanajuato también hubo dos casos. Ambos candidatos del Partido del Trabajo para las alcaldías de León y Tierra Blanca: Michel Vladimir Santos Salcedo y Alfredo Hernández Romero, respectivamente. En ambos casos se registraron como mujeres, un género con el que no parecen identificarse, pues en entrevistas radiofónicas realizadas por medios locales que pueden ser consultadas en línea, Santos Salcedo habla de sí mismo en género másculino.

Pero además en la sesión del pleno del Instituto Electoral del Estado de Guanajuato que se realizó el 11 de abril se cuestionó que Alfredo Sánchez Romero se registró como candidato masculino y después cambió su registro a candidata mujer.