No quieren regresar a Tila


Resumen:

unque las autoridades acordaron que ayer iniciaría el retorno de desplazados a Tila, la gente no quiere regresar porque aseguran que no hay condiciones de seguridad. Más de 12 mil personas huyeron de la zona ante la violencia del grupo paramilitar Los Autónomos y se refugiaron en Yajalón, donde permanecen en el auditorio y la unidad deportiva. Los pobladores exigen que se desarme y detenga a los paramilitares.

Transcripción:

Aunque las autoridades acordaron que ayer iniciaría el retorno de desplazados a Tila, la gente no quiere regresar porque aseguran que no hay condiciones de seguridad. Más de 12 mil personas huyeron de la zona ante la violencia del grupo paramilitar Los Autónomos y se refugiaron en Yajalón, donde permanecen en el auditorio y la unidad deportiva. Los pobladores exigen que se desarme y detenga a los paramilitares.

En 2020, una comisión de habitantes de Tila se apostó durante varias horas en la casa del presidente Andrés Manuel López Obrador en Palenque, donde le entregaron un legajo en el que alertaban de los riesgos que significa vivir bajo el yugo del grupo paramilitar Los Autónomos o Fuerzas Armadas de Tila (FAT). Le pidieron que no los dejara “en el abandono”. El mandatario federal comentó que iba a “trabajar las demandas”, pero no pasó nada. El 11 de septiembre de ese año hubo un enfrentamiento que dejó cinco pobladores asesinados.

Cuatro años después, 12 mil personas han abandonado sus hogares, 5 mil de la cabecera municipal y 7 mil de varios poblados conocidos como anexos, que se cansaron del hostigamiento de los paramilitares, para refugiarse en el auditorio y en la Unidad Deportiva de Yajalón, en el ejido Petalcingo, y en casas particulares de varios municipios.

Historia de dominio criminal
Los habitantes recuerdan que el 16 de diciembre de 2015 Los Autónomos tomaron la alcaldía de Tila y a partir de ese momento el conflicto se avivó, los armados declararon que la “única autoridad en Tila eran ellos”.

Habían declarado que el municipio se iba a regir por “usos y costumbres”, por lo tanto, hordas de encapuchados armados quemaron la biblioteca, el Registro Civil, la oficina de Hacienda del estado, Telecom, los cajeros automáticos de Banorte y Banamex. El pueblo se paralizó.

Los Autónomos empezaron a cobrar derecho de piso a los comerciantes y a obligar a jóvenes y niños a unirse al grupo armado. Los servicios básicos como recolección de basura, agua, mantenimiento de calles y otros, dejaron de prestarse, recuerda la gente.

Miles de peregrinos católicos de Veracruz, Tabasco, Oaxaca y Chiapas dejaron de ir al Santuario del Cristo Negro por temor a ser asaltados o asesinados por Los Autónomos.

Los habitantes, que piden no ser identificados por seguridad, aseguran que en 2015, cuando los paramilitares declararon que Tila se iba a regir por “usos y costumbres”, buscaron arrebatar 130 hectáreas de tierras de la cabecera municipal, donde hay 836 con carpeta básica o herederos de ejidatarios, pero que no acreditan las propiedades ante el Registro Nacional Agrario, aunque 267 tienen títulos de propiedad y pagan catastro municipal.

La gente explica que Los Autónomos han intentado apoderarse de las casas y los terrenos que no son tierras de cultivo, sino propiedades ubicadas en la zona urbana. En la actualidad hay ejidatarios que están en el pueblo y otro grupo que está ligado a Los Autónomos.

Durante la pandemia, Los Autónomos decidieron cerrar con tres puertas gigantes la cabecera municipal. Sólo se podía ingresar a partir de las seis de la mañana y se cerraban los accesos a las seis de la tarde. Como consecuencia, varios enfermos de Covid no pudieron ser movidos al hospital de Yajalón y murieron. El abastecimiento de medicinas y alimentos no llegaba a tiempo, recuerdan los desplazados.

Fue entonces que los hombres y mujeres se organizaron y el 11 de septiembre de 2020 derribaron una de las puertas y Los Autónomos respondieron con un enfrentamiento que dejó varios muertos y heridos.

Tila vivió una aparente paz entre octubre de 2023 a mayo de 2024, con la presencia de la Guardia Nacional, el Ejército y la policía, pero de un día a otro Los Autónomos procedieron a expulsar a las fuerzas de seguridad.

“Fue entonces que Los Autónomos anunciaron que no tuviéramos miedo, porque nos iban a dar seguridad, pero fue un engaño”, dijo una mujer que pidió no ser identificada por temor a represalias.

Descartan desplazados regresar
El hostigamiento de este grupo llegó hasta comunidades como Cantioc y Vista de Unión Juárez, cuyos habitantes salieron este martes para buscar refugio temporal en la cabecera municipal de Yajalón.

Informaron que durante la noche del lunes se registraron disparos de armas de alto poder, por lo que decidieron no esperar más y abandonar sus hogares.

Los desplazados dijeron que no regresarán a sus hogares porque “no hay condiciones de seguridad”, pese a que elementos de la Guardia Naciona y del Ejército ingresaron a la cabecera municipal de Tila.

Los representantes de los desplazados aseguraron que los funcionarios se negaron a firmar un acuerdo, para un retorno “digno y seguro”, por lo que continuarán en Yajalón y Petalcingo, y mencionaron que serán “los propios desplazados quienes decidan cuándo quieren volver”.

Las personas temen que vuelvan a repetirse los hechos de mayo, cuando los miembros de la FAT expulsaron a la Guardia Nacional y al Ejército después de seis meses de permanecer en el lugar, por eso no quieren volver mientras los paramilitares no sean desarmados y detenidos.

Las FAT están integradas por unos 60 hombres, muchos jóvenes y adolescentes que han sido reclutados forzosamente. La demanda para el regreso de los desplazados es su “desarme inmediato”.

El ayuntamiento ha sido acaparado por Limber Gregorio Gutiérrez Sánchez, militante del PVEM, durante 21 años, tiempo en el que se ha rotado el poder con su esposa y colaboradores. Gutiérrez Sánchez se replegó a Petalcingo y El Limar, donde construyó un edificio que opera como sede alterna del Cabildo.