Capital Político // Afinan armas para el superdomingo


Resumen:

La ciudadanía decidirá por proyectos, dejando en segundo término quién los represente.

Transcripción:

La ciudadanía decidirá por proyectos, dejando en segundo término quién los represente.

Una vez concluidas las campañas por los puestos de elección popular, los equipos políticos se concentran en afinar sus respectivas estrategias para al superdomingo, cuando se decidirá la suerte de sus candidatos y el futuro del país.

Lo que sus abanderados no lograron hacer en campaña para ganarse a los electores, ya no lo harán en estos días, pues la mayoría tiene claro por quién votar, o al menos por quién no lo harían jamás.

Atrás quedó la guerra de encuestas, donde los candidatos acomodaban los números a su conveniencia. Hoy sólo les resta poner a punto la maquinaria para movilizar a los electores hacia las urnas y, sobre todo, cuidar los votos.

Por lo pronto, las fuerzas políticas que disputan el poder se declaran listas para cubrir la totalidad de las casillas electorales del país, con representantes que tendrán la misión de cuidar que todo se apegue a la legalidad.

Y es que se prevé una batalla muy cerrada, por lo que será importante que los partidos documenten perfectamente cualquier probable anomalía, ya que no se descarta que el proceso pueda acabar en tribunales.

Ojalá quienes ganen lo hagan con un margen suficiente amplio para que no haya dudas y se evite al máximo la lucha postelectoral, pues la experiencia es que cuando hay duda de los resultados, regularmente se gestan movilizaciones que derivan en problemas sociales.

La mayoría de los electores no tienen al candidato de sus sueños, sino al que les tocó. No existe ninguno que se parezca a los líderes que en el pasado arrastraron multitudes, y que lograron el apoyo por el convencimiento de los electores.

Más que por personajes, hoy la ciudadanía decidirá por proyectos, dejando en segundo término quién los represente. Porque quizá entre los candidatos no haya quién jale por sí mismo, pero este proceso es, sin duda, el más apasionante de los últimos tiempos.

La gente está muy metida en el proceso y se espera una gran participación. Los candidatos están llamando a la población a votar, independientemente de sus preferencias electorales, para que quien gane lo haga con el máximo de legitimidad.

Aunque la mayoría está concentrada en la lucha por la Presidencia de la República y la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, estarán en juego alcaldías, gubernaturas y, sobre todo, las posiciones para la integración de los congresos.

Es muy importante que los votantes tengan claro lo importante de tener Poderes equilibrados. Que es muy sano que una opción no se lleve todo, sino que haya pluralidad para que los gobernantes y los partidos tengan que hacer política.

Lo más probable es que después del domingo la configuración política del país sea distinta a la que se dio hace seis años, por la sencilla razón de que quienes fueron gobierno han sufrido un desgaste natural, y quienes perdieron tuvieron que ponerse las pilas para regresar.

Queda muy claro que ningún partido tiene por sí sólo la posibilidad de ganar, y que la gran mayoría tuvo que optar por ir en alianza o coalición.

Tan lejos que se veían las elecciones y ya llegaron: ¡Todos a votar!

CENTAVITOS

Además de los partidos, en este proceso también se juegan su futuro las casas encuestadoras, que presentaron mediciones muy diferenciadas durante el proceso, levantando polémica no sólo entre los políticos, sino además entre los propios ciudadanos. Hay al menos morbo por saber qué encuestadores acertaron en sus pronósticos, y cuáles de plano se volaron la barda, y tendrán que pagar con el descrédito.