Transcripción:
El titular de la SE demanda a Washington cortar el suministro de armas a los cárteles si quiere impedir la entrada de fentanilo.
Explicó ayer en la mañanera que si se cumplen las amenazas del republicano, se perderán 400 mil empleos en su propio país.
Si se aprueba la imposición arancelaria del 25 por ciento a productos mexicanos exportados a Estados Unidos, sería como "darse un balazo en el pie", porque entre los principales afectados estarían los consorcios automotrices estadounidenses asentados en México y los consumidores de ese país, aseguró el secretario de Economía, Marcelo Ebrard. Entre las consecuencias de instrumentar la medida estará la pérdida de 400 mil empleos en el país vecino del norte.
Al presentar el diagnóstico que tiene México sobre las primeras consecuencias de aplicar aranceles a los productos mexicanos y canadienses que anunció el presidente electo Donald Trump, el secretario destacó que es una medida que dificultaría la operación de las industrias, se perderían empleos, bajaría la competitividad y habría daños para Estados Unidos, en primer lugar, pero también para los demás: México y otros socios.
Ebrard aseveró que a partir de este anuncio hay dos escenarios para el futuro regional: "nos podemos fragmentar y dividir con acusaciones y tarifas; podemos hacer eso si queremos, porque si nos ponen una tarifa, nosotros ponemos otra, y Canadá pone otra. Sería una división de nunca acabar, o construimos juntos una región fuerte, competitiva y preparada para liderar el futuro y competir con otras regiones".
Comentó que la propuesta mexicana pretende impulsar una estabilidad regional, mediante la cooperación en seguridad, migración y gobernanza; la prosperidad compartida debe ser el objetivo en los tres países. "Todo lo que vaya contra la prosperidad compartida no funciona; todo lo que sean impuestos innecesarios, encarecer productos, dificultar producción, va en contra de la prosperidad compartida que queremos".
En la actualidad, el intercambio comercial en América del Norte equivale a mil 776.5 billones de dólares, es decir, un tercio del producto interno bruto mundial. Recordó que el último antecedente de una decisión similar en Estados Unidos fue en 1971, con el presidente Richard Nixon, quien ordenó aplicar un arancel del 10 por ciento a todas las importaciones mundiales a su país; el impacto fue de tal magnitud que solo permaneció cuatro meses.
De aplicarse ahora, su efecto sería mayor: "no solo porque en 1971 era del 10 por ciento y ahora se habla del 25, sino porque en 1971 Estados Unidos solamente importaba el 3.4 por ciento de su producto interno bruto y hoy el 12.7 por ciento", esto es, cuatro veces más.
Ebrard comentó haber tenido acercamientos con directivos de empresas extranjeras para comentar el tema. El primer impacto sería en las principales firmas de Estados Unidos en México, particularmente en la industria automotriz. La primera planta de Chrysler se fundó hace 80 años en México, o Ford llegó hace casi un siglo; son empresas comunes en función de la integración y la antigüedad, que producen un número impresionante de vehículos competitivos con todo el mundo.
Precisó que en la actualidad el 88 por ciento de las pickup que se venden en Estados Unidos provienen de México, por lo que el primer efecto, según estimaciones de las automotrices, sería un encarecimiento de 3 mil dólares por unidad.