Resumen:
Luego de que el Instituto Electoral de la Ciudad de México otorgara al PRD su registro como partido local, uno de los primeros en levantar su copa fue el exdirigente nacional, Jesús Zambrano, quien de inmediato comenzó a barajar nombres para encabezar su nuevo proyecto.
Transcripción:
Luego de que el Instituto Electoral de la Ciudad de México otorgara al PRD su registro como partido local, uno de los primeros en levantar su copa fue el exdirigente nacional, Jesús Zambrano, quien de inmediato comenzó a barajar nombres para encabezar su nuevo proyecto.
Al parecer, no le importa que el Comité Estatal siga teniendo como presidenta a Nora Arias, a quien Los Chuchos han querido derribar desde hace más de dos años y nomás no han podido.
Es más, Nora ya levantó la mano para seguir encabezando al sol azteca en la capital, partido al que rescató de sus cenizas en 2021, y su decisión ha sido bien vista incluso por varios morenistas a los que todavía les late el corazoncito por su expartido.
Pero el principal problema de Los Chuchos no es que Nora se les atraviese de nuevo, sino que difícilmente podrán lograr algo, por la sencilla razón de que ya no pertenecen al partido; es decir, no tendrán voz ni voto en las decisiones.
Y es que, luego de llevar al PRD a perder su registro nacional y de dejar sin dinero ni para la nómina de los trabajadores del partido, el Consejo Estatal inició su proceso de expulsión; los notificaron en tiempo y forma, pero al parecer ni los documentos leyeron.
Seguramente nadie ha informado a Zambrano que, junto con su camarilla, fue dado de baja a petición de los consejeros de la Ciudad de México, que es donde tenían su registro, por lo que quedaron fuera de la jugada.
Si bien todavía pueden pelear en tribunales su reintegración al sol azteca, mientras eso no proceda, las decisiones de los amarillos se tomarán solamente por los militantes en activo, que son quienes ya no los quieren ahí.
Parece que Zambrano no se da cuenta de que es prácticamente un muerto viviente y de que no solamente dejó de ser dirigente nacional perredista, sino que ya ni siquiera será militante del que fue su negocio político durante más de dos décadas.
Quizá olvidó que en las pasadas elecciones federales el PRD, que dirigía, no alcanzó ni el tres por ciento de la votación nacional, por lo que las autoridades le retiraron el registro como partido e intervinieron para comenzar a desmantelarlo.
Les decomisaron bienes muebles e inmuebles y les congelaron cuentas bancarias, por lo que Zambrano y compañía se quedaron con una mano atrás y otra adelante. Bueno, es un decir, porque durante años recibieron carretadas de dinero público, del que tendrán que dar cuenta.
Entre los trece estados que conservaron registros locales están, además de la CDMX, Zacatecas, Michoacán, Guerrero, Tabasco y Puebla, entre otros, que ya acordaron cambiarle la imagen —no la marca— al PRD y que cada entidad se manejará de manera autónoma.
A pesar de ello, Zambrano y lo que resta de su banda siguen con el ojo en la capital e intentarán tirar a Nora.
No será la primera vez, pero la presidenta se ha defendido como gato boca arriba y no han podido con ella; ahora, menos.
CENTAVITOS
Antes de ser baleada el jueves pasado, Diana Sánchez Barrios preparaba la presentación de su libro: Una rebelión de los marginados por la justicia social y la dignidad de su trabajo, que iba a presentar hoy, cerca del Palacio de Donceles. El evento no se realizará debido a que Diana sigue internada por sus heridas y, aunque nadie ha sugerido siquiera que pudo haber sido agredida por lo que dirá en su libro, no estaría por demás leerlo.
Adrián Rueda