Transcripción:
La decisión final recaerá en los cinco magistrados de la Sala Superior, que tendrán la última palabra.
A finales de agosto, en los pasillos de la 4T comenzó a correr la versión de que Ricardo Monreal cabildeaba la anulación de las elecciones en Álvaro Obregón y Cuauhtémoc, donde Morena y la oposición habían ganado.
El aún líder del Senado buscaba ayudar a Catalina Monreal, su hija, para que se le arrebataran los triunfos a la activista Alessandra Rojo de la Vega y se llamara a nuevos comicios en Cuauhtémoc.
Catalina ya había recibido varios reveses en los tribunales electorales, y como última instancia impugnó el resultado por supuesta violencia política en razón de género en contra de Rojo de la Vega, pero los argumentos eran endebles; el zacatecano quería un trato.
Dicen que buscó a morenistas, panistas, incluso a priistas enemigos de Alejandro Alito Moreno, líder nacional del PRI —partido que postuló a Alessandra— para plantearles una posible catafixia.
A cambio de Cuauhtémoc, ofreció que el triunfo del morenista Javier López Casarín en Álvaro Obregón también fuera anulado. Habría juego nuevo en ambas alcaldías, lo que resucitaría las esperanzas de su hija.
López Casarín nunca ha sido bien visto en Morena; los panistas preferirían conservar Álvaro Obregón, y los anti-Alito estarían gustosos de que el campechano no se hiciera de Cuauhtémoc.
No les sonaba tan descabellado, sobre todo porque el ganador en tierras obregonenses fue muy descuidado en el manejo financiero de su campaña, por lo que se le podría armar una buena impugnación por rebasar los topes y dejarlo fuera.
Acordaron platicar con consejeros y magistrados electorales amigos, para pavimentar el camino hacia una decisión salomónica que castigara a ambos bandos.
Pero el plan llegó a oídos de Marcelo Ebrard, quien montó en cólera y le reclamó a Monreal, pues Álvaro Obregón fue uno de sus premios de consolación por haberse sumado al proyecto de Claudia Sheinbaum.
Monreal clamó inocencia, pero las impugnaciones contra López Casarín y Rojo de la Vega avanzaron y ambas están en la cancha del TEPJF, luego de que anoche el INE ordenó dar vista a ese tribunal para que sancione el caso, y Alessandra impugnó lo de Cuauhtémoc.
De esta forma, se configura el supuesto plan para que se concretara una doble anulación, que daría paso a elecciones extraordinarias en esas alcaldías. La decisión final recaerá en los cinco magistrados de la Sala Superior, que tendrán la última palabra.
Quizá Marcelo ya tenía información de lo que ocurriría, pues casualmente ayer por la mañana solicitó licencia como senador, argumentando que empezaría a preparar su plan de trabajo para asumir en octubre la Secretaría de Economía.
Si bien es cierto que su separación del Senado de la República ocurre a unos días de que esa cámara vote el dictamen de la reforma judicial —criticado por empresarios, estudiantes y organizaciones civiles y políticas en México y el mundo—, dicen que hay otras cosas.
Que su licencia fue para no cargar en su historial con la responsabilidad de haber contribuido a esa decisión, pero también en protesta por lo de Álvaro Obregón. Dejó el lugar a su suplente, Emmanuel Reyes, identificado con la Iglesia de la Luz del Mundo.
CENTAVITOS
Pero ese asunto de las dos alcaldías tiene más de fondo, pues en una de esas Morena podría quedarse con las dos, ya que a Martí Batres se le podría ocurrir que su hermana Valentina, diputada local, tomara la candidatura para enfrentar a la panista Lía Limón. Y en Cuauhtémoc no estaría ya Alessandra... y en una de esas ni Catalina.