Transcripción:
Encuestas de todos colores circulaban en las redes y cada uno celebraba su triunfo contundente.
Apenas había concluido el tercer y último debate entre los aspirantes por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México y sus respectivos equipos disputaban todos los espacios para presumir que sus candidatos se habían impuesto.
Encuestas de todos colores circulaban en las redes y cada uno celebraba su triunfo contundente, como si el que hayan aparecido de nuevo en televisión fuera a cambiar la decisión de los votantes.
Como se esperaba, una vez más la morenista Clara Brugada salió a pintar la ciudad ideal que construirá. Con mucha agua, sin contaminación y con transporte rápido y seguro; con casa o departamento para todos los jóvenes y los niños saliendo a jugar a las calles.
Según ella, si gana, las mujeres estarán seguras, ya no habrá feminicidios y los capitalinos tendrán una ciudad más vigilada que la de Nueva York. Prometió hacer todo lo que ni ella en Iztapalapa pudo hacer en nueve años ni sus compañeros en la capital en más de 30.
Por el lado aliancista, Santiago Taboada repitió que llegó la hora del cambio y que la Ciudad de México ya no resiste otros seis años de destrucción. Además de presumir su programa estrella, Blindar Benito Juárez, le atizó a la 4T ¡con el tema inmobiliario!
Sorpresivamente, mostró un organigrama de morenistas, a los que identificó como el verdadero cártel inmobiliario de la CDMX, encabezado por la propia Brugada, que no supo qué decir cuando la acusó de haber permitido la construcción de una megaplaza sin papel alguno.
En su oportunidad, el emecista Salomón Chertorivski se consolidó como el espectador VIP —ya sin palomitas—, pues por más propuestas que hacía no logró convencer al público de qué estaba jugando.
Incluso algunos le criticaron que sus intervenciones no dejaban fluir el debate entre las dos únicas opciones con posibilidades de triunfo.
El tema aquí es que la mayoría de los ciudadanos ya tiene definido su voto y, como nadie salió noqueado en el debate, su resultado no cambiará nada. Quienes no comulgan con la 4T votarán contra Clara, y quienes adoran al morenismo lo harán contra Taboada.
La sociedad está polarizada desde hace mucho: o es blanco o es negro. Nada de grises —o, en este caso, de fosfos—, pues los naranjas lo único que buscan es tener la mayor cantidad de votos, que les significarían cargos públicos y mucho dinero.
Las huestes de Brugada ya afinan su operación para movilizar a sus bases el día de la elección, mientras los partidos de la alianza opositora esperan que la sociedad civil se vuelque a las urnas para ganar la capital.
La verdad es que el tercer debate no aportó gran cosa, sobre todo porque, además, coincidió con los partidos de la liguilla del futbol, que acapararon la atención.
CENTAVITOS
Y hablando de debates, ayer en Iztacalco la candidata oficial a la alcaldía, Lourdes Paz, fue exhibida de nuevo por el aliancista Daniel Ordóñez, aunque dice no estar preocupada, pues su estrategia territorial funcionará como relojito el próximo 2 de junio. Al menos eso es lo que sus aliados le dicen, pero es vox populi que a la mera hora podría quedarse chiflando en la loma. Y no porque como diputada haya propuesto que en las tiendas sólo vendieran cervezas calientes, para que no hubiera tanto borracho, sino porque es grosera y soberbia con la militancia, que le podrá perdonar incluso que no sea de ahí, pero no que maltrate a quienes llevan años partiéndosela en el territorio. Así que, además de Ordóñez, más de uno en Morena disfrutó la paliza.