Ventana Política // Martes negro


Resumen:

Cayó el último eslabón después del INE, el Tribunal Electoral, diputados y senadores. Faltaba la Corte y Pérez Dayán la entregó.Fue sin duda un martes negro. En México se perdió el último dique de contención frente al tsunami legislativo que avanza a paso firme en la destrucción democrática.

Con la sumisión del ministro Pérez Dayán, se despejó la ruta hacia la concentración absoluta de poder en la presidencia y su coalición partidista. Cayó el último eslabón después del INE, el Tribunal Electoral, diputados y senadores. Faltaba la Suprema Corte y Pérez Dayán la entregó.

Transcripción:

Cayó el último eslabón después del INE, el Tribunal Electoral, diputados y senadores. Faltaba la Corte y Pérez Dayán la entregó.Fue sin duda un martes negro. En México se perdió el último dique de contención frente al tsunami legislativo que avanza a paso firme en la destrucción democrática.

Con la sumisión del ministro Pérez Dayán, se despejó la ruta hacia la concentración absoluta de poder en la presidencia y su coalición partidista. Cayó el último eslabón después del INE, el Tribunal Electoral, diputados y senadores. Faltaba la Suprema Corte y Pérez Dayán la entregó.

Al no reunirse la mayoría calificada de ocho ministros en favor del proyecto de Juan Luis González Alcántara Carrancá, queda vigente la reforma judicial en todos sus términos. Es decir, habrá elección popular de jueces, magistrados y ministros en 2025 y 2026. Algunos minimizan el tema diciendo que no se pierde mucho, dada la lenta, defectuosa y en muchos casos corrupta impartición de justicia en nuestro país.

Es posible, pero el riesgo no sólo radica en la sustitución de jueces de carrera por juzgadores leales al régimen. El peligro mayor es la reforma aprobada al vapor que cancela toda posibilidad de defensa contra cualquier reforma constitucional. Esto significa que mientras se tengan las mayorías calificadas, la coalición gobernante tendrá vía libre para modificar la Constitución. Es más, podrán hacerlo incluso sin las mayorías calificadas y pasando por alto el proceso legislativo, ya que no habrá recurso para impugnarlas. De ese tamaño el despropósito.

Para cerrar el día, la elección en Estados Unidos dio un triunfo arrollador a Donald Trump y su partido Republicano.

Como sucedió en 2016, vendrá el análisis sobre las causas de la derrota Demócrata y el origen de la conexión de Trump con amplias franjas del electorado, incluidas mujeres, indígenas y latinos. Qué decir cuando 73 millones de votantes respaldan a un delincuente convicto y único expresidente sometido a dos procesos de impeachment (desafuero) durante su gestión. En todo caso, la elección de Trump revela una vertiente de la sociedad americana que choca con los tradicionales valores de justicia y legalidad de la democracia estadounidense.

En ambos lados de la frontera los eventos del martes negro están siendo normalizados, buscando encontrarles señales positivas. En Estados Unidos esperando que el estilo agresivo de Trump ponga a temblar al mundo y hasta se terminen guerras. En México, pensando que con la rendición de la Corte se evitó una crisis constitucional de mayores dimensiones, frente a la intransigencia presidencial.

Para la historia quedan los nombres de quienes opusieron resistencia. Allá, los republicanos y excolaboradores que alertaron del peligro de Trump a costa de su futuro político. Acá, los siete ministros que buscaron preservar la autonomía judicial a costa de sus carreras.

Pero la realidad nos alcanzará tarde o temprano. La concentración de poder sin salvaguardas ni contrapesos puede dar una falsa sensación de seguridad. Hasta que las tentaciones autoritarias golpean a los ciudadanos y no hay recursos para defenderse.

Para cerrar el día, el triunfo arrollador de Donald Trump