Transcripción:
Andrés Manuel López Obrador se fue en silencio. La ceremonia de transmisión del Poder Ejecutivo le regaló sus últimos minutos como la estrella de la fiesta.
A su entrada al Palacio de San Lázaro, retumbó al unísono el "¡Es un honor estar con Obrador, es un honor estar con Obrador!".
El ahora ex presidente aceptó elogios, abrazó a sus partidarios, se tomó las últimas fotos, previo a su retiro permanente, y hasta escuchó un decálogo con los principios del humanismo mexicano, una especie de los diez mandamientos de la 4T.
Nostalgia y disfrute reflejaban el rostro del tabasqueño. Una sonrisa ligera, como de quien ya no carga un país en los hombros, pero también la tristeza de quien se sabe fuera de la jugada y en la puerta de salida.
Atrás quedaron los largos soliloquios mañaneros, las clases de historia y las confrontaciones públicas con empresarios, jueces, panistas, priistas, ex presidentes, periodistas, historiadores, presidentes y hasta con reyes.
Esta vez calló y siguió al pie de la letra el protocolo.
Su silencio solo se rompió durante unos minutos durante la entrega de la banda presidencial.
"Te la paso a ti. Tú se la das", se escuchó en el micrófono de la tribuna cuando el ex mandatario intentaba que una Ifigenia Martínez, débil y delicada de salud, le diera la banda a la presidenta constitucional. Y nuevamente regresó al silencio del que, asegura, no piensa volver.
La presidenta constitucional, la primera que asume el más alto cargo en la historia del país, tomó la palabra y dedicó cuatro minutos de su discurso a enaltecer el legado de su antecesor.
Arrancó con el recuerdo del desafuero contra López Obrador, a quien consideró el dirigente político y luchador social más importante de la historia moderna, "el presidente más querido".
"Hoy le devolvemos el agradecimiento; profundas gracias, gracias, gracias por siempre. Ha sido un honor luchar con usted. Hasta siempre, hermano, amigo, compañero, Andrés Manuel López Obrador", arengó Sheinbaum, visiblemente emocionada.
Y López Obrador escuchó en silencio, a veces aplaudiendo, a veces inmóvil y medio mal sentado, como casi siempre.
Al final, el ex presidente, ya sin banda, se levantó para despedirse de Sheinbaum. Se aplaudieron frente a frente, aunque dudaron.
Después, hubo un apretón de manos, un último abrazo, un último beso, y al fin se animaron, recuperaron la confianza y López Obrador le levantó el brazo en señal de triunfo.
El fundador de la 4T dejó el Salón de Sesiones en medio de un poco de revuelo y algunas cuantas fotos, para salir por una puerta alterna, sin más aspavientos.
¿Y la oposición? Solo intentó arropar a la ministra presidenta de la Corte, Norma Piña, lanzó sus posicionamientos que nadie escuchó, porque a Morena y sus aliados solo les importaban los festejos, los abrazos y conseguir la foto del recuerdo para presumirla en sus redes.
La víspera de esta ceremonia, López Obrador se despidió con un video en sus redes sociales en el que rememoró varios momentos de su gobierno, entre ellos fragmentos de su primera conferencia matutina y sus recorridos por el país para supervisar obras.
"Me dediqué a servir al pueblo y lo hice con mucho amor... Se puede gobernar bien cuando se tiene como propósito servir a los ciudadanos; eso es lo mejor y es una gran satisfacción.
"En el balance, yo tengo que dar gracias: gracias al creador, a la naturaleza, gracias a la vida y gracias al pueblo", se escuchó decir mientras recorría los pasillos de Palacio Nacional.
Legisladores aprovecharon la ocasión para sacarse la foto del recuerdo.