Arreando al elefante | La victoria fue Clara


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La victoria de Clara Brugada en el último "Debate Chilango" fue contundente.

Ante un Santiago Taboada nervioso y desbrujulado y un Salomón Chertorivski gris y anodino, Brugada lució más ordenada, dinámica, preparada y fluida.

La exalcaldesa de Iztapalapa, que apareció con una nueva imagen, se impuso categóricamente ante sus atolondrados contrincantes.

En todo momento, Brugada lució más arrojada y enfática. Y eso fue lo que llamó más la atención: la candidata de Morena no se distrajo lanzando puyas, sino proponiendo una estrategia de gobierno, que, en todo caso, es lo que más interesa a la ciudadanía.

Clara aseguró que, de ganar la contienda, su administración se enfocará en el bienestar de niños y niñas, impulsando becas, desde el nacimiento hasta los primeros mil días de vida.

Eso, por un lado. Por otra parte, el grueso de la población, que empatiza con el lopezobradorismo, observa con muy buenos ojos que Brugada se presente como una continuadora del proyecto de la Cuarta Transformación.

Y es que ahí está el factor clave: continuar edificando lo que se ha denominado "el segundo piso de la Transformación" para bien del pueblo de México.

Para contrarrestar las transas de la mafia inmobiliaria (ya no puede decírsele cártel) Brugada propone implementar programas sociales orientados a mejorar las condiciones de vida y, sobre todo, impulsar la "vivienda para el bienestar".

Y esto es relevantísimo porque la población requiere de apoyos y subsidios para adquirir o remodelar sus hogares. En la CDMX, las personas ya estamos hartas del agandalle y de las raterías que han cometido los gobiernos conservadores. Y una de las principales exigencias en la capital es elevar las condiciones habitacionales de la población.

Todas las encuestas, excepto la desatinada Masive Caller, reveló que Clara Brugada ganó el último "Debate Chilango". Sin embargo, los prianistas insisten en encerrarse en su burbuja de irrealidad. Allá ellos y su mala cabeza.

Hay quienes aseguran que este encuentro no tuvo mayor trascendencia. Pero se equivocan. Este debate fue importante podría haber sido determinante para conservar las preferencias o, incluso, para convencer a indecisos.

Ricardo Sevilla