Transcripción:
La gran expectativa es conocer la segunda tanda de nombramientos del gabinete, ya no la mañanera.
¡El rey ha muerto, viva la reina!, es el grito que se empieza a escuchar en el país, pues a pesar de que aún es Presidente y de que conserva una gran simpatía, cada vez se habla menos de Andrés Manuel López Obrador y más de Claudia Sheinbaum.
Lo que López Obrador dice cada mañana en Palacio Nacional ya no tiene el impacto que hace unas semanas tenía. Hoy la conversación política gira en torno al gabinete de Sheinbaum, y si ella será capaz de enderezar el país, que a todas luces se está desmoronando.
Incluso, la semana pasada hubo un detalle que al tabasqueño no le debe haber caído en gracia. Luego de declarar que al entregar el poder partirá solo a su rancho, y que vendrá frecuentemente a la CDMX para ver a Beatriz Gutiérrez, su esposa, recibió un mensaje de alguien cercano.
Porque está claro que su declaración es un aviso de que se va, pero no se va, y que estará muy pendiente del próximo gobierno. Con el pretexto de venir a ver a su esposa, quien se queda a trabajar, podrá saludar a los cuates e incluso preguntar a Claudia si necesita alguna ayuda.
Aunque López Obrador y la futura Presidenta recorren juntos el país, nadie apuesta a que las cosas serán tersas después de que la banda presidencial cambie de manos y, ahora sí, el bastón de mando esté con su nueva dueña.
Un ejemplo fue la entrevista que Pepe Cárdenas le hizo a Marcelo Ebrard sobre su futura encomienda como secretario de Economía. El periodista le preguntó al excanciller si escucharía consejos del tabasqueño cuando ya no sea Presidente.
La respuesta de Ebrard, que no ha de haber caído nada bien en Palacio, fue contundente: “No tengo pensado ir a Palenque cuando el Presidente se vaya”. Ante la insistencia de Cárdenas si aceptaría algún consejo de él, Marcelo remató: “Mi jefa política es Claudia”.
Y así como el excanciller, muchos políticos, líderes y empresarios se empiezan a alinear cada vez más con Sheinbaum y menos con López Obrador. De hecho, la gran expectativa de esta semana es conocer la segunda tanda de nombramientos del gabinete, y no la mañanera.
Se nota el estira y afloja entre el Presidente y su sucesora por la designación de los responsables en áreas estratégicas como Seguridad Pública, Defensa Nacional y Gobernación, entre otras; la expectativa es tan grande que hasta parece morbo.
Hasta el momento, la futura Presidenta ha ido a contracorriente del actual inquilino de Palacio Nacional, pues en sus primeras designaciones privilegió la capacidad antes que la lealtad, lo cual habla bien de ella.
Quienes se siguen azotando contra la pared por estas decisiones son los radicales de Morena. No pueden creer que personajes técnicos, que no caminaron con ellos en la construcción del movimiento, sean distinguidos con las principales carteras.
Como sea, mientras los días pasan, resplandece más Claudia y se apaga más Andrés.
CENTAVITOS…
Dicen que si la implementación de los programas sociales fue fundamental para el triunfo de Morena, y éstos los maneja la Secretaría de Bienestar, encabezada por Ariadna Montiel, quien además es de las consentidas de López Obrador y también cercana a Sheinbaum, ¿por qué habría que hacer cambios en esa área para el próximo sexenio? Muchos nombres se escuchan para llegar como premio a esa secretaría, incluyendo el de Mario Delgado, pero si algo está bien, para qué hacer cambios, ¿no? Claro, a menos que René Bejarano se quiera incrustar ahí, aunque desde hace mucho Ariadna se deslindó de quien fuera su mentor.