Resumen:
Estamos en un momento sin precedentes, los tres poderes de gobierno están representados por mujeres
"Soy mujer. Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea. Es el calor de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y tierno corazón guerrero". Alejandra Pizarnik, argentina y una de las más grandes poetisas del siglo XX, captura en este fragmento la emoción colectiva que muchas mexicanas tuvimos al presenciar, por primera vez en nuestra historia, la llegada de una mujer a la presidencia.
Transcripción:
Estamos en un momento sin precedentes, los tres poderes de gobierno están representados por mujeres
"Soy mujer. Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea. Es el calor de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y tierno corazón guerrero". Alejandra Pizarnik, argentina y una de las más grandes poetisas del siglo XX, captura en este fragmento la emoción colectiva que muchas mexicanas tuvimos al presenciar, por primera vez en nuestra historia, la llegada de una mujer a la presidencia.
Una que se intensifica con el "llegamos todas", pronunciado por Claudia Sheinbaum en su discurso de toma de protesta. Frase que se entrelaza con la expresión lírica de Pizarnik y que expande el sitio de lucha a cada zona del país, con la fuerza que sólo se puede sentir cuando nos protegemos las unas a las otras.
Que las mujeres seamos un eje en el discurso y el gobierno de la Presidenta, representa una de las modificaciones planteadas por ella misma, una que acierta en la promesa de llevar un gobierno de continuidad con cambio, tal y como lo expresó durante su campaña. Nos encontramos en un momento sin precedentes, en el que los tres poderes de gobierno están representados por mujeres, con Norma Piña en el Poder Judicial e Ifigenia Martínez en el Legislativo (hasta antes del sábado, QEPD); a quienes se suman las muchas otras en el gabinete presidencial y en tantos demás cargos de representación popular. De forma poética, es una situación que se interpreta como que el Estado nos protege - cuestión enfatizada por la titular del Ejecutivo - y que representa la calidez a la que se refiere Pizarnik.
El compromiso mostrado por estas mujeres en los puestos más altos de gobierno deja una sensación de esperanza. Sin embargo, que ellas estén al mando y que se manifieste un firme compromiso con los derechos de las mujeres y la equidad de género, no es garantía.
Para transformar la realidad de millones de mexicanas al reducir la violencia que siete de cada 10 hemos enfrentado y la escalofriante cifra de 11 mujeres asesinadas por su género cada día en nuestro país, se necesita más que compromisos.
Aun cuando acciones como la creación de la Secretaría de la Mujer; la implementación de órdenes de protección a mujeres en situación de riesgo; la homologación del tipo penal de feminicidio y el legislar el derecho de las mujeres a una vida sin violencia, igualdad salarial y paridad en todos los cargos de administración pública federal pueden ser de gran beneficio; en el resguardo de esa vida, la de todas nosotras, se necesita más.
Traducir esa esperanza, esa provocación y llamado a la fuerza femenina en realidad requiere de algo personal. Porque cuando la realidad nos alcanza, incluso si nos empodera el abrigo del Estado encabezado por mujeres, es imperativo tener autonomía: el forjar, de forma individual, ese tierno corazón guerrero.
"Que las mujeres seamos un eje en el discurso y el gobierno de la Presidenta, representa una de las modificaciones planteadas por ella misma".