Resumen:
El atentado del pasado fin de semana contra Alessandra Rojo de la Vega empañó el tercer debate chilango entre las candidaturas a la Jefatura de Gobierno. La imagen del vehículo baleado de la abanderada de la oposición a la alcaldía Cuauhtémoc flotó como símbolo de una confrontación que ha rebasado la frontera de lo sostenible.
Transcripción:
El atentado del pasado fin de semana contra Alessandra Rojo de la Vega empañó el tercer debate chilango entre las candidaturas a la Jefatura de Gobierno. La imagen del vehículo baleado de la abanderada de la oposición a la alcaldía Cuauhtémoc flotó como símbolo de una confrontación que ha rebasado la frontera de lo sostenible.
Bien lo dijo Salomón Chertorivski durante el intercambio organizado por el instituto electoral de la ciudad el día de ayer: es falso que alguien se vaya a ir después de las elecciones. Unas y otros se van a quedar a vivir y a hacer política independientemente de quien triunfe en los comicios.
Si el país está fracturado, la ciudad lleva mano. Desde 2021 ha sido imposible el acuerdo entre oposición y gobierno. El presidente Andrés Manuel López Obrador fue lejos la semana pasada cuando acusó a los habitantes de la capital de haberse derechizado. A los ojos del mandatario, no solo se trataría de una división entre liderazgos políticos, sino también entre sus pobladores.
No hay solo dos ciudades sino muchas dentro del inmenso Valle de México. Y, sin embargo, en esta contienda las opciones intentan dibujar una caricatura en donde se oponen dos ciudadanías: la que vive en la alcaldía Benito Juárez y la que lo hace en Iztapalapa.
Ciertamente, el ridículo ha ocupado la narrativa. No se trata solamente de distanciar a la población chilanga a partir de marcadores de clase sino de promover el código postal como granada de fragmentación.
La historia política está plagada de ejemplos como éste, donde la tentación para satanizar al adversario transita muy rápido a la violencia social.
La irrupción de la policía a las oficinas de campaña de Karen Quiroga, candidata opositora de Iztapalapa, y el atentado contra Rojo de la Vega se inscriben en este contexto. Lo mismo que la denuncia presentada por el sistema de aguas de la ciudad por sabotaje, en el caso del agua contaminada y, al mismo tiempo, el ocultamiento de la información que sustenta esa diligencia.
La tentación del partido en el gobierno a negar la veracidad de estos actos puede también ser grande. Argumentar que tales hechos serían un montaje ya flota en el ambiente. Son igualmente razonamientos de la irreconciliable división.
Zoom: Al día siguiente, vamos todas y todos a seguir viviendo en la misma ciudad. De eso tendrían que hacerse cargo, desde ahora, tirios y troyanos.