Transcripción:
Esta vez la 4T desplegó a muchos coordinadores territoriales en todas las colonias de la capital
El mito de que las clases medias deciden elecciones, al menos en la Ciudad de México, se vino abajo el pasado 2 de junio, donde ese sector salió a votar en la misma proporción que en 2021, pero no fue suficiente ante la operación de Estado que hizo Morena.
La clave para el arrollador triunfo guinda estuvo en Gustavo A. Madero e Iztapalapa, las dos alcaldías con los padrones electorales más grandes, donde el partido oficial sobrepasó –y por mucho– sus números de la última elección.
Por ejemplo, Clara Brugada había ganado su reelección en Iztapalapa con 393 mil votos; 191 mil menos que en 2018, pero el 2 de junio Aleida Alavez obtuvo 615 mil, lo que representó 222 mil votos más para el partido.
Algo similar pasó en GAM, donde Francisco Chíguil se reeligió con 233 mil sufragios en 2021, mientras que Janecarlo Lozano logró 385 mil, que son 150 mil más, y que, sumados a los de Iztapalapa, dan 374 mil votos más que hace tres años.
No se puede dejar de mencionar otras alcaldías como Venustiano Carranza y Tlalpan, que en conjunto le dieron 100 mil votos más al oficialismo. También está Álvaro Obregón, donde Lía Limón obtuvo 180 mil sufragios, sólo dos mil menos que en 2021, y perdió por 10 mil.
Y no es que la clase media no haya participado masivamente; de hecho, tuvieron una votación similar a la de hace tres años, cuando les alcanzó para ganar a Morena y sus aliados en la capital del país. ¿Pero entonces, qué pasó?
Primero, que en 2021 la pandemia de covid inhibió a los líderes territoriales morenistas; no salieron a hacer su trabajo por temor a infectarse. Muchos perdieron familiares por el virus, y no se quisieron arriesgar.
Esta vez la 4T desplegó a un sinnúmero de coordinadores territoriales en todas las colonias de la capital, aunado a que el mero día de la elección los llenaron de dinero para comprar el voto.
A esto había que sumarle el jalón de orejas que tres semanas antes de la elección les puso Claudia Sheinbaum, quien visitó prácticamente todas las alcaldías de la CDMX para ajustar a liderazgos que se habían pasado con Santiago Taboada.
Y es que la percepción general era que el candidato opositor ganaría en la capital, y nadie quería quedar fuera de la ubre del gobierno. Aunado a ello, el sectarismo de Brugada no los dejaba entrar.
Eso fue lo que Claudia se dedicó a arreglar los últimos días de campaña, donde aseguró a los liderazgos que serían tomados en cuenta, y que desistieran de sus intenciones de apoyar a la oposición.
A pesar de ello, todavía a las 12:00 horas del 2 de junio, los morenistas estaban más que nerviosos, pues para esa hora sus números decían que Taboada iba arriba al menos por 4 puntos porcentuales; en el transcurso del día los resultados darían la vuelta.
Si bien es cierto que hubo una descarada compra del voto por parte de Morena, también lo es que los aliancistas se confiaron, al grado de llegar a la soberbia, y ni siquiera fueron capaces de cubrir todas las casillas con representantes que supieran del tema para defender el voto.
Al final, la clase media sí salió a votar, pero ya no pesó igual que en 2021.
CENTAVITOS...
Por cierto, todo mundo se quiere colgar medallas en este triunfo, y un ejemplo es Javier López en Álvaro Obregón, donde en verdad cree que por su linda cara ganó la alcaldía, cuando en realidad los operadores de Morena metieron el acelerador de última hora, pues ya daban por perdido ese territorio. Dicen que, hasta la fecha, López no sabe aún ni cómo ganó.